viernes, 8 de febrero de 2008

:::Antes de Corot: La verdadera historia del Coroto:::


Nada más venezolano que la palabra “coroto” ¿quién de nosotros no la ha usado alguna vez? Además de ser de lo más autóctono en el dialecto de nuestro país, es una palabra comodín aplicable casi a cualquier cosa desde “trastos, muebles u objetos” hasta “asuntos y proposiciones” y ha dado origen a expresiones populares por demás ocurrentes, como la famosa: ¡Adiós Corotos!, que tiene esa connotación de resignación frente a lo perdido irremediablemente.

La historia que se difundió sobre el origen de “coroto” es una bonita historia que Ángel Rosenblat recoge en su libro Buenas y malas palabras. Y cómo de seguro él la cuenta mejor que yo, entonces démosle paso:

“Se dice que Guzmán Blanco trajo de París un lienzo de Corot, el famoso paisajista. El general solía recomendar machaconamente al servicio: « ¡Cuidado con el Corot! ». Las criadas empezaron a burlarse del coroto del general, y la expresión se extendió a los objetos más diversos. Una variante de la anécdota atribuye dos cuadros de Corot al general José Tadeo Monagas. Al desplomarse la dictadura monaguista, el pueblo saqueó la residencia presidencial y arrastró por la calle los dos Corots, particularmente apreciados por el presidente. Uno de los ex contertulios, al ver la suerte infortunada de los cuadros exclamó: ¡Adiós Corotos!”.

Aunque muy divertida, en este pasaje no está el verdadero origen de nuestra palabra. Es posible que ésta haya existido aun antes del mismo Corot. Descubramos entonces, junto a Rosenblat, y llevados más por curiosidad y divertimento que otra cosa, el verdadero origen del “coroto venezolano”:

La expresión aparece años antes de los famosos lienzos de los nombrados presidentes y se encuentra registrada a lo largo de la literatura venezolana.

Buscábamos su origen fuera de nuestras fronteras, en Francia, en Europa, y de hecho, su nacimiento lo tuvo en casa. Se trata de una voz indígena y a ésta debe su origen y significación, el “coroto” es el resultado de partir una tapara o totuma en dos (también se usaba el coco) y esas suertes de vasijas que da la forma cóncava de estos frutos luego de retirado el interior, es lo que se llamó coroto. Con el tiempo pasó a designar a todos los objetos sacados de la tapara, más adelante a todos los utensilios de la cocina en general y luego llegó a nombrar cualquier cosa sin distinción. En el Llano, se acostumbra a llevar el coroto cuando se monta a caballo, ahí es donde el llanero bebe su aguardiente. Así es chistoso pensar que antes que nombrar mal el Corot de Guzmán Blanco, las criadas hayan bromeado por haberlo tomado como cualquier cosa sin importancia, algo que sin duda, el general no hacía.

Hay que admitir que para tener un origen tan humilde la extensión que tuvo el coroto es tan amplia como rica. Ya decíamos que llegó a usarse para hablar de todo y cualquier cosa. Resumiendo así el mundo en una palabra y en decires tan singulares como las frases hechas que se formaron a partir de coroto y que aun perduran. Desde el despectivo “tira ese coroto” hasta “…se montó en el coroto”, célebre frase que se refiere a un candidato que toma el mando de presidente٭

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